domingo, 2 de noviembre de 2014

La estacionalidad en el negocio

La mayoría de negocios están sujetos a estacionalidad: los restaurantes sirven más comidas en Navidad, los hoteles llenan en verano y se venden más paraguas en otoño.

Tengamos siempre en cuenta este factor; ajustemos la plantilla a la necesidad de cada momento y tengamos muy vigilada la caja para controlar el líquido disponible.

Truculento asunto, especialmente para el autónomo por estimación directa, es el tema impositivo. Un buen trimestre de facturación supone un pago alto de IRPF (un 20% sobre el beneficio, generalmente). Si no seguimos facturando bien el siguiente trimestre podemos vernos apurados.

Conviene plantear muy bien los márgenes para no vernos tentados a cambiar la fecha de alguna factura, entregar fuera de plazo, etc. Cuando calculemos el precio de nuestros bienes y servicios pensemos también en los gastos fijos de todo el año. 

Conozcamos los costes adicionales de la “temporada alta” (más personal, más gasolina, horas extra, más errores por dedicar menos tiempo a cada encargo…) y asegurémonos de que el restante nos permite subsistir el resto del año, especialmente esas temporadas que estamos con poca actividad.


Intentemos cambiar un poco la situación: hablemos con nuestros clientes.

Atendiendo al tipo de negocio que tengamos, es posible que podamos ajustar un poco la demanda.
  • Si aplicamos rappel en lugar descuentos por volumen seguramente tengamos pedidos menos espaciados en el tiempo y más homogéneos.
  • Negociemos con transportistas y empresas de mensajería para que nuestros clientes no se vean tentados a hacer pedidos grandes para ahorrar en portes.
  • Concienciemos al negocio minorista de que puede estar perdiendo venta por no tener nuestro producto en su local, por no tenerlo expuesto. En ocasiones, el cliente necesita ver para comprar y no sólo en las fechas en las que, se supone, tiene mayor salida ese producto.
  • Podemos hacer promociones y descuentos para incentivar el consumo fuera de temporada.
  • Buscar otros mercados (incluso fuera del país, gracias a Internet) para los meses de menor consumo.
Como veréis, el resumen es sencillo: ¡no nos quedemos quietos, planifiquemos y actuemos en consecuencia!

domingo, 28 de septiembre de 2014

Curso de creación de empresa/negocio

Tras la buena acogida por parte de los participantes en el curso de creación de empresa que realizamos en primavera, aquí os traemos una nueva edición. Esta vez hemos decidido dividirlo en dos jornadas independientes de manera que cada cual elija el que más le interesa o incluso venir a los dos. Quien así lo desee tendrá un descuento por alumno avanzado ;)
El primero de los dos cursos es el sábado 18 de octubre y el segundo en noviembre. Próximamente os dejaremos el cartel de este segundo.
¡Os esperamos!


domingo, 14 de septiembre de 2014

Emprender y maternidad ¿incompatibles?

En estos últimos años se ha observado un incremento de mujeres que deciden dejar un trabajo asalariado con horario fijo al convertirse en madres. Sobre todo el boom se ha visto reflejado en las redes sociales.

Muchas mujeres entienden que autoemplearse les va a permitir una mejor conciliación entre vida laboral y vida familiar, sin contar la búsqueda de la autorrealización, de la cual ya hablaremos algún día.
Durante el embarazo, la baja por maternidad y la lactancia, se cobran prestaciones igual que las madres asalariadas. Sin embargo ¿puede una mujer emprendedora tomarse esas bajas?

Para empezar, el cónyuge puede beneficiarse de diez semanas de baja por paternidad puesto que las seis primeras son de obligado cumplimiento en España para la madre, ayudando a la recuperación tras el parto.


En varios casos que conozco, las madres no han disfrutado ni de las primeras seis semanas de maternidad. ¿Obligatorias? Mes y medio durante el cual no se está presente en el negocio, sin contar que estando de 38 o 40 semanas muchas mujeres ya no pueden hacer grandes esfuerzos. Y no es un comentario machista, sencillamente es una imposibilidad física y un riesgo para madre e hijo.

Apartando polémicas sociales y volviendo al tema que nos ocupa, ¿es posible conciliar emprendimiento y maternidad reciente? Tengo una taza en la que se lee “SOYEZ REALISTES DEMANDEZ L'MPOSSIBLE” (Sed realistas, pedid lo imposible). Por supuesto que se puede aunque hay que estar preparada física, mental y emocionalmente.

Además hay que plantearse temas como los siguientes:

¿Puedo realizar mi actividad laboral en un espacio donde pueda tener al bebé?
¿Alguien puede sustituirme en caso de enfermedad o imprevisto relacionado con el bebé?
Ante un embarazo de riesgo ¿qué pasa con mi negocio?
Si hay complicaciones en el parto y la baja tiene que alargarse varias semanas o meses ¿qué pasa con mi negocio?
¿Puedo delegar tareas?
¿Puedo gestionar el negocio vía teléfono o correo, sin estar presente?
¿Solo yo tengo los conocimientos o las capacidades para desarrollar ciertas actividades?
Si no tengo empleados ¿puedo paralizar o reducir la actividad durante unos meses?
Si no puedo dejar la actividad ¿estoy dispuesta a delegar las tareas de madre en abuelos o cuidadores desde un inicio?
¿Me compensaría el contratar un sustituto? (teniendo en cuenta que requiere supervisión por parte de la emprendedora)

¡Qué difícil conseguir el equilibrio perfecto! Y eso que no entramos en posteriores etapas de los hijos, cuando ya caminan, hablan, van al colegio…

Evidentemente hay muchas madres emprendedoras que consiguen ese equilibrio. Eso no significa que sea una tarea fácil y es por ello que hay que pensar y planificar antes de embarcarse en este doble emprendimiento.


En internet se encuentran muy buenos relatos de madres emprendedoras, por ello os dejamos tres links practicos:

domingo, 17 de agosto de 2014

¿Vacaciones? Soy emprendedor…

Hay muchos motivos por los que alguien puede decidir emprender, crear su propio negocio. Muchas veces se idealiza: “no voy a tener jefe”, “gestiono mis horarios”, “puedo trabajar desde casa” y un largo etcétera. 
¿Inconvenientes? Tantos como ventajas, por supuesto. Y durante el verano es cuando se plantea uno más: las vacaciones.

Llega el verano y todo asalariado se toma sus vacaciones. Sin embargo el emprendedor tiene que hacerse varias preguntas antes de seguir ese ejemplo:

- ¿Mi negocio tiene más demanda en estas fechas?
- ¿Ganaría clientes de la competencia al cerrar esta y permanecer yo al pie del cañón?
- ¿Puedo permitirme el no tener ingresos durante unos días?
- ¿Puedo dejar a mis clientes sin mis servicios?
- ¿Puedo atender a mis clientes a distancia en caso urgente?
- ¿Puedo permitirme gastos vacacionales?
- ¿Puedo llevarme trabajo durante las vacaciones?
- Si además tenemos empleados ¿Podemos dejar a alguno al cargo? ¿Hay confianza para delegar?

Estas son algunas de las preguntas que nos pueden surgir como emprendedores. ¿Y qué pasa si además hay unos gastos fijos? Tenemos que echar muchos números antes de considerar unas vacaciones. 


Y si todavía no somos emprendedores, hay que tener muy en cuenta el factor vacaciones dentro del plan de negocio. Porque si lo que se quiere es tener tres semanas o un mes de vacaciones cada verano sin preocupaciones, mejor buscar un salario en empresa ajena.

Así es la vida del autónomo, del “chiquiempresario”: puede que un año se puedan hacer vacaciones o puede que el primer lustro no se pueda ni ir al pueblo de la familia. No es un drama, al fin y al cabo hay que tomarlo como una inversión más.

martes, 10 de junio de 2014

A las puertas del segundo seminario…

Pues estamos a las puertas del segundo seminario, de la segunda jornada, del curso básico de creación de empresas.

Creo que es un buen momento para hacer una reflexión sobre lo que vivimos en el primer seminario.


La mayoría de asistentes tenían poco conocimiento de las diferentes formas jurídicas a las que acogerse. Para eso estábamos ahí por supuesto. Tras una breve introducción y mucho debate llegamos a una importante conclusión: el tema legal es importante pero no vital; seamos SL o autónomos lo importante es tener un buen Plan de Negocio para enfrentarnos al día a día. Busquemos un buen gestor y dejémonos aconsejar porque siempre estamos a tiempo de modificar nuestra situación.

También hablamos mucho de impuestos. A todos les pareció que se pagan muchos y demasiado pronto. Poco que decir. 

Hablamos de los gastos reales de montar un negocio y algunas manos se fueron a la cabeza. No montéis nada sin dejar un remanente para el día a día del primer año. Advertidos quedáis.

Y luego dedicamos la tarde a explicar qué es un Plan de Empresa, para qué sirve y cómo se hace. Ahora estamos a la expectativa para ver las propuestas de nuestros alumnos, cómo defienden su idea y cómo se ayudan los unos a los otros con sus consejos. 

Estamos ansiosos por conocer más de los proyectos de artesanos, editores, consultores….

¡Ya os contaremos!

martes, 29 de abril de 2014

Dientes, dientes (o “de cómo ayuda una sonrisa en el día a día”)

Me comentaba un buen amigo el otro día, un colaborador, que era increíble verme siempre de tan buen humor. Los habituales del blog sabrán que no peco de optimista. ¿A qué entonces la sonrisa? ¿Seré masoquista? ¿Habré perdido definitivamente la razón?

Nones. Soy vendedor. 

Las caricaturas de los dibujos animados siempre muestran al vendedor como un tipo con una sonrisa inhumana, infinita, imborrable. Para que la caricatura sea efectiva siempre debe haber un poso de verdad, algo que la haga al personaje reconocible.

“A buen tiempo mala cara” resume muy bien la actitud de lo que estoy hablando. A nadie embarcaremos en una aventura empresarial (o en una transacción comercial cualquiera) con cara de perro amargado. Si despachamos pan con mala cara perderemos clientes, tenedlo por seguro.

No se trata de mentir, no se trata de exagerar las virtudes de nuestro producto (aunque no ahorremos detalles positivos sobre el mismo), no se trata de hacer creer a nadie que en la vida no hay problemas; se trata de transmitir que queremos trabajar, que disfrutamos haciendo las cosas bien y que nos gusta rodearnos de gente que comparte nuestro cariño por el trabajo bien hecho. 
La situación puede ser mala, pero nuestro producto no lo es, creemos en él y en sus posibilidades reales.

El buen vendedor recomienda sonreír.

¿Quiere esto decir que finges para vender? Un poco sí, al principio del día sobre todo. 
Sin embargo, permitidme decir que la repetición del gesto hace que éste sea cada vez menos forzado, más natural, que un entorno positivo -en el que colaboramos activamente con nuestra actitud- permite que nuestros compañeros, colaboradores y asalariados se adhieran a la actitud y unos “empujen” a otros hacia el sentimiento. 
Y nuestros clientes lo percibirán.

miércoles, 2 de abril de 2014

Curso de creación de empresas (mayo y junio 2014)


Tras peticiones varias por parte de lectores de éste, vuestro blog, hemos elaborado un cursillo dividido en dos seminarios que será de gran ayuda para cualquiera que piense en montar su propio negocio.  Ya hicimos un piloto hace poco en Villa El Pedrete y fue todo un éxito.

¿De qué vamos a hablar?

El primer día veremos la parte más teórica: las formas jurídicas, los gastos mínimos e imprescindibles y diferentes aspectos de carácter más técnico. También abriremos un debate “filosófico” para definir qué es un emprendedor, quién puede serlo y con qué consecuencias.

Por la tarde nos centraremos en crear un plan de empresas meditado y realista. Los asistentes se llevarán deberes a casa y podrán enviarnos su plan por correo electrónico para que lo revisemos.

Cómo se ve el autor

El segundo seminario arrancará con la exposición de los planes de empresa que los alumnos nos hicieron llegar, corrigiéndolos cuando toque y resolviendo cualquier duda que hubiere surgido sobre todo lo que se hablase el día anterior. Fuera pánico escénico, estamos entre emprendedores.

Después de comer nos centraremos en mi parte favorita: la venta.

Un asunto que muchas veces descuidamos y que es tan importante, o más, que tener un buen producto u ofrecer un buen servicio.

Y en estos tiempos que corren no podríamos dejar de lado las redes sociales e Internet y dedicaremos un buen rato a hablar de la gestión de Facebook, blogs, foros y páginas web para llegar a más potenciales clientes.

El autor en el mini curso que impartió en febrero (o “Como lo ven los alumnos”)

No dejéis de escribirnos con cualquier comentario que pudiera surgiros y, por supuesto, no dejéis de hacer vuestra reserva para asistir si estáis interesados.

¿Las fechas?
14 de mayo y 17 de junio, siempre de 10:30h a 18:30h. Más detalles en el cartel adjunto.

¡Os esperamos!

viernes, 21 de marzo de 2014

Ayuda hoy, impuestos mañana

A raíz del curso que impartí en El Pedrete –en el que daba unas nociones básicas de cómo arrancar una PYME- me di cuenta –o mejor, confirmé- de lo mucho que apuesta el empresario novel por las diferentes subvenciones de los diferentes Gobiernos (nacional, autonómicos y municipales).

Desde estas páginas somos bastante contrarios a toda ayuda que no sea un crédito blando. 

Las ayudas a la contratación deforman la percepción del empresario que debe tener la cabeza muy fría para saber cuánto cuesta de verdad un empleado. No hablo ya –bueno, lo estoy haciendo- del que contrata gente porque le encaja en la ayuda y se traduce en una rotación constante de empleados cuando dejan de beneficiar al empresario.

Las ayudas económicas directas llegan tarde y puede que el emprendedor se meta en gastos contando con un dinero que puede tardar mucho en llegar, haciendo fracasar el negocio antes de empezar. Además, suelen ir destinadas a un perfil fijo sin atender a criterios empresariales y/o de viabilidad.

No olvidemos que todo el dinero que da un Gobierno (o que deja de percibir) lo hace a cargo de unos Presupuestos que se nutren de impuestos. Es decir, este tipo de ayudas a empresas mantienen la presión fiscal sobre la totalidad de los contribuyentes. El que recibe la ayuda también soporta, o soportará, dicha carga.

El emprendedor debe saber resistirse a las tentaciones… 
Nótese que no criticamos que se invierta dinero público en Sanidad, Educación, Infraestructuras y otras competencias inherentes a los diferentes Gobiernos (demasiados en este Estado, por cierto); hablamos de fomentar la creación de empresas a través de ayudas cuando lo bueno sería generar marcos jurídico y fiscal que favorezcan la creación y la continuidad de empresas y autónomos.

lunes, 3 de febrero de 2014

Ante un gran pedido ¡Cuidado!

Siguiendo un poco el hilo conductor de la anterior entrada, quiero hablar de dos problemas que pueden poner en aprieto a vuestra empresa: hacer frente a una demanda de producto o servicio más fuerte de lo habitual en un momento puntual y/o incrementar mucho la plantilla (esto puede derivarse de lo primero).

Hacer frente a una demanda fuerte puntual

A todos se nos han salido los ojos de las órbitas ante la posibilidad de conseguir un contrato jugoso. Vender mil magdalenas de golpe, pintar doce edificios a la vez, hacer doce estudios de mercado, diseñar la campaña publicidad de 2014 de esa empresa deportiva tan importante.

Y claro, estamos aquí para triunfar. Pero cabe mantener los pies en la tierra y pensar:

  • ¿Podré seguir trabajando con mis otros clientes al nivel y al ritmo al que los hemos acostumbrado?

  • Siendo realista, ¿supone este trabajo/cliente una inversión en material, equipo, maquinarias, etc que podré rentabilizar a futuro? ¡Cuidado con las promesas de pedidos futuros!

  • ¿Podemos asumir las condiciones de pago? Debemos hablar con todos nuestros proveedores y hacerles partícipes de nuestra aventura para que vayan a nuestro lado en todo el proceso. Suavizará problemas, si los hay, y podemos obtener importantes aliados para otras batallas.

  • ¿Hay posibilidades reales de trabajar a futuro con ese mismo cliente? Muchos nos prometen futuras compras para ajustar márgenes pero no todos lo tienen en la cabeza. Sí hay gente que falta a la verdad: asumidlo. ¡Uy!, he repetido esto dos veces…

Tanto va el cantaro a la fuente…
Medid bien vuestras fuerzas antes de embarcaros en cualquier negocio.


Incrementar la plantilla

Ya hemos comentado este punto en anteriores entradas, pero merece la pena volver a comentarlo.

  • ¿Debemos ampliar plantilla o podemos contar con autónomos especializados? Minimizamos posibles errores –por tratarse de equipos con experiencia- y, sobretodo, su impacto económico –ya que se suele contratar por trabajo acabado y no por jornales-.

  • Debemos calcular muy bien todas las indemnizaciones por fin de contrato. No es malgastar tiempo pasarse por el gestor y que nos haga cuatro números gordos antes de cerrar una oferta con el posible cliente.

  • Debemos tener en cuenta que cuanta más gente tengamos, más difícil es tener el control y más problemas surgirán.

    Las grandes plantillas son sinónimo de menor efectividad individual: las dudas se resuelven más despacio, debemos explicar un mismo concepto en más ocasiones, hay más posibilidad de error, mayor rotación de gente, bajas, etc.
    El autónomo que trabaja codo con codo con uno o dos empleados siempre obtendrá mayor rendimiento que el que tiene varios grupos en diferentes puntos por todo lo expuesto en el párrafo anterior.

Y poquito más, ojalá pueda evitaros alguna magulladura...
¡Espero poder conocer vuestras experiencias al respecto! 

lunes, 20 de enero de 2014

Un contrato en papel mojado

Hoy toca un  poco de autobiografía.

Digamos que, en estos tiempos revueltos de poco trabajo y problemas de liquidez nos proponen una operación muy rentable. Nada fuera de nuestra actividad: un suministro importante para un cliente importante, un servicio para una multinacional, un ayuntamiento… Vamos, que nos salvan el año.

Un amigo mío -que se llama como yo- ha sido contratado con un intermediario que, a su vez, ha firmado con una importante empresa. Un trabajo arriesgado porque incluye trabajar dos o tres turnos diarios, festivos y fines de semana. El precio está bien y pagan a treinta días tras la finalización de los trabajos. Con un pagaré, le dicen.

Las condiciones son draconianas, claro.

Importantes penalizaciones por retraso y mil interlocutores (en las grandes entidades suele haber muchos capitanes; a más inútil la entidad, más títulos y escalafones, lo veréis en el Gobierno). Todos pueden decidir que el trabajo no está acabado o requiere repasos.

Pero es un mal año y hay facturas por pagar. Así que reunimos a todos los implicados -trabajadores y proveedores - y les contamos lo que hay. Adhesión y compromiso absoluto. Parece que el año no sólo ha sido difícil para quien suscribe, eh, para mi amigo, quiero decir. Allá vamos.

El autor se veía un poco así el día que firmó el contrato. 
Bueno, no tanto.

Durante todo el proceso surgen mil inconvenientes: no se puede trabajar todos los días - el cliente final no está bien organizado, ¿lo he dicho ya? -, acortan aún más los plazos (pese a las condiciones contractuales) y alguno de los proveedores no habituales nos mete en algún brete.

Improvisamos, sudamos, tiramos del carro, perdemos horas de sueño, pagamos de más, hacemos trabajar a todo el mundo hasta la extenuación. Y el día de la entrega, cumplimos. Nos firman el conforme. Nos felicitan. Nadie daba un duro por nosotros - ahora nos lo dicen con algo más que la mirada - pero lo hemos hecho. Somos cojonudos. 

La relación Cliente-Proveedor queda bellamente reflejada en esta imagen.

La semana siguiente, según lo convenido, nos pasamos con la factura entre los dientes para retirar nuestro pagaré. Hasta hemos negociado unas buenas condiciones con el banco.

Pero no hay pagaré. Parece ser que necesitan varias firmas y no están los apoderados.

- ¿Cuándo vendrán? - pregunta nuestro héroe impetuoso.

Pero nadie sabe cuándo coincidirán en una misma sala ni si podemos contar con que alguien de Contabilidad vaya quedando individualmente con cada uno para coleccionar las firmas necesarias.

Y nos joden. ¿Dieron por sentado que no lo lograríamos?, ¿nadie pensó en el pago?, ¿nadie ha pensado en nosotros?

Los motivos no importan.  

Has perdido un poco de salud, un poco de respeto de tus proveedores (que volverán a trabajar contigo porque necesitan trabajar) y un poco de fe en el mundo. Con suerte los proveedores te darán un poquito de cancha y puede que los que te quieren te echen una manilla pero no recurráis al sentido común del cliente o a la Justicia: todo es pequeño e insignificante si no aparece en prensa y, entendámonos, una PYME casi nunca está ahí, si acaso una coma en la estadística.

No hay moraleja hoy, amigos. Sólo quería deciros que esto es parte de ser empresario; si lo sois, os ha podido pasar. Si no lo sois todavía, os lo quería contar. No porque os ayude. Sólo es una advertencia.

Suerte a todos.

El autor hace malabarismos en cada llamada de cada proveedor.
Seguramente caiga y se parta la crisma: una cicatriz más. Pero no sabe otra cosa, claro. Lo suyo es el glamoroso mundo de la PYME.

miércoles, 8 de enero de 2014

IVA que no has de cobrar no debes pagar. ¿O sí?

En este glorioso 2014 que se inicia estamos de enhorabuena. Albricias y trompetas. Cortes de ángeles celestiales enarbolando sus doradas trompetas.

El Gobierno - el mismo que mantiene Fundaciones, Organismos y sanciona infraestructuras inútiles y gravosas - cede a la exigencia de PYMES y autónomos y establece el pago del IVA de caja; es decir, legaliza que las empresas que facturen menos de dos millones de euros al año sólo abonen el IVA de las facturas cobradas… Bueno, más o menos.

La prórroga del pago es hasta diciembre del año siguiente a la fecha de la factura emitida (si ésta no se abonase antes).

Una notable mejora, cierto. Pero dada la lentitud de la Justicia en éste, nuestro País, aún nos tocará apoquinar el IVA de aquellas facturas que estemos reclamando ante los tribunales. Porque vuestra misión, como empresarios, no es generar riqueza, generar puestos de empleo y dinamizar la economía: es servir de recaudadores para el palatinado del desatino y la sinvergonzonería.

¿Frunzo el ceño ante una mejoría? Sí, que no está el horno para bollos y los míos están más bien calentitos.

Alegoría idealizada del Estado abrazando a un autónomo cualquiera, representado aquí por una bella joven.

Pero profundicemos en la Ley un poco. Por conservar el espíritu instructivo de éste vuestro Blog (a ver si nos subvencionan).

Se han ampliado los plazos porque no ha habido el entusiasmo previsto, así que, rezagados míos, aún disponéis de tiempo hasta el 31 de marzo del presente año. Cuando lo hagáis, gozaréis de este nuevo régimen por tres años a menos que vuestra facturación supere los dos millones citados anteriormente.

Como no sería justo deducirse lo que no se ha pagado (cosa que sí sucede en la actualidad) no podremos deducirnos el IVA de las facturas emitidas por una empresa acogida al IVA de caja hasta no haber satisfecho su importe.

Hombre, justo parece, la verdad, pero seguro que algunos alevosos preferirán contratar a empresas o autónomos no sujetos a este régimen por aquello de desgravar antes de pagar. No sé si os suenan los pagos a ciento ochenta días. Yo he leído algún pagaré al respecto.

¿Cómo saber qué empresas están sujetas a este régimen? Preguntando, digo yo.

Finalmente, comentar que todo esto conllevará un detalle superior en los Libros de Contabilidad: deberemos registrar las fechas de todos los pagos y cobros para que quede claro qué podemos deducirnos y cuánto y cuándo deberemos devengar. Seguro que todos tenéis un par de horas a la semana para estos quehaceres. No lo vemos mal, ojo, pero seguro que hay algún autónomo algo justo de tiempo de aquí para allá.

Icono medieval titulado “Con vuestra sangre haremos morcillas para alimentar a la clase no productiva”.

¿Con ganas de profundizar?

Puedes informarte en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del 28 de septiembre de 2013 donde lo explican mejor pero, espero, con menos brío que quien suscribe.

Vuestro, 
Rasputín.