lunes, 27 de mayo de 2013

¿Cuándo contratar a un empleado? (Primera parte)


Uno de los principales dilemas a los que puede enfrentarse un emprendedor es decidir si contrata o no a un nuevo empleado.
Muchos emprendedores sueñan con tener muchos empleados y otros no quieren verlos ni en pintura.  Lo cierto es que tener gente trabajando a tu cargo te permite crecer y ampliar los servicios a prestar.

Antes de contratar a alguien, debemos hacernos algunas preguntas:
¿Es verdaderamente necesario o, simplemente me va a dejar más tiempo libre? ¿En qué voy a emplear ese tiempo?
¿Cuánto tiempo me va a restar organizar y supervisar controlar a ese empleado y cuánto tiempo debo invertir en formación hasta que pueda desempeñar su trabajo de manera autónoma?
¿Debo incorporarlo a jornada completa, a media jornada o sólo eventualmente? En cualquier caso, ¿bajo qué tipo de contrato?
¿Qué repercusión tendría la creación de un nuevo puesto –suponiendo que no existiera antes- en la empresa? Siempre que hay cambios, los trabajadores deben adaptarse con la inversión de tiempo y recursos que ello conlleva pero puede haber importantes beneficios a medio y largo plazo.
La contratación del nuevo empleado puede suponer un incremento en la producción pero, ¿va a suponer un incremento en el beneficio? Creedme: fabricar más o vender más no siempre supone ganar más. A bote pronto cabe pensar en los gastos asociados (gasolina, teléfono, etc).

¿Y por qué contratar a alguien?
Contar con un conocimiento –o pericia- que tú mismo no posees, permitiéndote ofrecer más productos y servicios a tus clientes.
Ejecutar tareas para las que no tengas tiempo, lo que incluye dar servicio a más gente o más rápidamente.
Captar mayor clientela, contratando a alguien dedicado a labores comerciales o relaciones públicas.
¡Disfrutar de un poco de tiempo libre!



martes, 7 de mayo de 2013

La subcontrata feroz: manual de supervivencia, parte I


Me siento a escribir hoy tras una larga semana intentando coordinar a varios proveedores con el personal de mi empresa para llevar a cabo un trabajo.

Lo que sigue no es una diatriba contra los proveedores (nosotros siempre somos proveedores de nuestros clientes) sino una crónica de lo difícil que es coordinar diferentes equipos. Valga este ejemplo para cualquier caso

Un cliente - al que llamaremos Sr. Delaney - me encarga la reforma de una casa. Excelente: medimos, proponemos diferentes distribuciones y, finalmente, pactamos un precio por el servicio y las condiciones que gobernarán el contrato.

Preparo la planificación y decido que voy a contratar a varias empresas (además de a los proveedores de materiales):
  • Ventanitas, SL
  • Muebles de baño de Siempre, SA
  • Aires acondicionados Viento Fresco SL
  • El Sr X, autónomo fontanero
  • Lady Wood, carpintería de lujo

Reúno a todo el mundo en diferentes sesiones en los dos primeros días mientras trabaja el equipo de demoliciones. Fijo los servicios, precios y fechas de montaje.

Aquí termina lo lógico y normal porque mi perfecta hoja de ruta se desmorona día a día.

Hércules y las doce pruebas o cómo hacer que todos te hagan caso.

Una de las ventanas es más pequeña que el hueco. Toca pasar frío hasta que traigan la nueva: siete días después de lo previsto.

El color del mueble del baño no se parece al del catálogo. Me confirma el comercial que, efectivamente, algo salió mal en la foto y no se parecen  mucho, que pensó que lo sabía.

El del aire necesita ahora el 100% del valor de las máquinas para retirarlas del almacén pese a que me dijo que bastaba con la mitad al contratar y el resto al terminar la instalación.

El fontanero nunca tiene las piezas necesarias, mis operarios invierten horas en mirar el techo, mientras él va y vuelve - una y otra y otra vez - a la tienda de repuestos.

Los carpinteros son bastante eficientes, pero resulta que el del transporte (de su proveedor) no es muy cuidadoso y dos de las puertas muestran una importante raya de arriba abajo. 
"Siempre pasa", me dicen para tranquilizarme…

La obra se ha entregado seis días tarde pero el cliente ha quedado contento con el trabajo. 
"Lástima de los retrasos"….

Con estas anécdotas sólo quiero decir una cosa: sed pesados, controlad a vuestros proveedores, cubríos las espaldas frente al cliente (dad fechas posteriores a las que os den vuestros proveedores), no perdáis los nervios ante situaciones que tienen solución y aprended a sonreír ante la adversidad. O no llegaréis a viejos.

Y, sobretodo, recordad que vosotros también cometéis errores.


miércoles, 1 de mayo de 2013

Ser emprendedor o emprender para comer


En los últimos meses escuchamos constantemente que los emprendedores son la savia de la Sociedad y que el Gobierno va a ayudarles a arrancar sus negocios porque son lo que España necesita.

Si bien es cierto que el país necesita emprendedores, me permito levantar un momentito la mano para preguntar al profesor. ¿Qué es un emprendedor?

La RAE dice, Emprendedor, Adj. Que emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas.

Me ahorraré el sarcasmo que me suscitan las tres últimas palabras. Todos entendemos que - en este contexto - emprendedor es aquel que inicia una actividad económica por su cuenta frente al que decide vivir de un sueldo pagado por un tercero.

El Gobierno sólo persigue acortar la lista de desempleados y obtener una fuente de ingresos. Por eso promueve ahora este tipo de auto-empleados. Pero la gente buena tiene otros motivos. Algunas opciones que me vienen a la cabeza:

1. Por iniciativa personal. Quiere establecer un nuevo modelo de negocio, un nuevo producto o una variante de modelos o productos ya existentes o abrir brecha en un mercado que aún no goza de determinados servicios o productos. Esto es: para realizarse como personas en el campo laboral. No todo el mundo tiene ese impulso. Ni tiene por qué tenerlo, desde luego.

2. Por afán de lucro. Trabajadores por cuenta ajena que está dispuesta a asumir una carga adicional de trabajo para ganar más. Todos hemos pensado al ver a nuestro jefe que nosotros lo haríamos mejor.

3. Para comer. Muchos ciudadanos se ven en una difícil situación y no creen que, por su perfil, puedan ser contratados por terceras empresas.

Los del segundo grupo se las verán y desearán para funcionar igual de bien que su jefe pero, seguramente, habrán esperado al mejor momento para arrancar a andar solos, quizá tengan contactos o aspiren a robarle la cartera de clientes a su malvado empleador.

Los emprendedores del tercer grupo están jodidos.


No quiero decir que el auto-empleo sea algo malo. Todo lo contrario. Quiero decir que la mayoría de estos emprendedores tienen una hipoteca que pagar, quizá hijos, y algún ahorrillo pero no mucho dinero. Vamos que o tienen una idea magistral o en breve estarán otra vez en la cola de la oficina del INEM. Y ahora sin prestación por desempleo.

Y no digo esto para cortar las alas a nadie. Quisiera invitar a la reflexión de quien desea emprender una actividad ya como autónomo ya arrancando una Sociedad Limitada, solo o en compañía.

- ¿Soy consciente de lo que supone gestionar un negocio?

- ¿Qué capital necesito para arrancar y cuánto puede tardar en dar frutos esa inversión?

- ¿Qué capital necesitaré para vivir cada día antes de que mi negocio empiece a ser rentable?

- ¿Qué clientela potencial tengo? ¿Hay cabida para mi negocio?

- Si hay competencia, ¿qué me diferencia?

- ¿Conozco la legislación vigente que afecta a mi negocio?
Municipal
Industrial
Sanidad
Laboral

- ¿Merece la pena/estoy dispuesto al sacrificio o sólo hago esto para pasar el bache?

- Caso de necesitar contratar a terceros (directamente o contratando servicios de otros autónomos o empresas), ¿seré feliz siendo el responsable último del trabajo de otros?

Si después de responder en voz alta sigues interesado… eres un emprendedor.

Caso contrario, búscate un trabajo. Ser asalariado no es un desprestigio y la Sociedad necesita emprendedores y trabajadores por cuenta ajena. No permitamos que la necesidad de un Gobierno - o el estado personal de desesperación - dicte nuestras decisiones.

Si no quieres emprender debes emigrar, cambiar de área de trabajo, arriesgar en otros ámbitos… Toda una aventura en sí mismo; no más difícil ni más fácil que emprender un negocio.

Si eres de los que creen que merece la pena, quizá te interese seguir visitándonos. Entre todos esperemos ayudarnos un poco en esta senda angosta y peligrosa.

Bienvenidos.